martes, 28 de mayo de 2013
Mamá Luz
Te fuiste al amanecer como las hojas del otoño,
las que sin protestar aceptan su destino.
Partiste como las golondrinas en invierno
surcando en el cielo tu nueva morada.
Te fuiste como el sol al atardecer,
conforme de haber cumplido tu misión.
Llevabas las manos vacías,
pero el alma llena de esas pequeñas cosas
que ante Dios son muy grandes.
Esas que no tienen valor material pero que
Satisfacen y engrandecen tu espíritu.
Solo vivencias contenía tu equipaje,
las experiencias que únicamente da el tiempo,
esas que trillan el camino a tu destino final.
Viviste como el Padre Billini
siempre ayudando a los demás.
Atrajiste multitudes: adultos, jóvenes y niños
blancos, indios y morenos, ricos, pobres y mendigos,
todos te llamaban Mama Luz.
Parecías dormir cuando fui despedirte.
Tu rostro afable simulaba la sonrisa que tu vida iluminó.
Tu traje blanco describía la pureza del alma noble y generosa
Que por la tierra pasó.
No pudiste ver la tristeza de mis ojos
Ni el gentío que aquel triste día te fue a honrar.
Hoy solo me quedan tus recuerdos:
la dulce melodía de voz, tu contagiosa alegría,
la honestidad y bondad de tu corazón,
la delicadeza con que hacías las cosas
y tus enseñanzas que nunca olvidare.
Maricela Martínez
Tu hija
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